PRESENTE:
Al empezar a redactar esta carta,
en primer lugar dudé sobre si llamarlo Doctor o derechamente Sigmund. No me
cabe duda que Ud. prefiere el apelativo de Doctor y por lo mismo me referiré a
Ud. de esa manera. Ud. es una persona que cuida los formalismos y más aun
tratándose de escritura.
Pues bien Doctor, sé que Ud. es
un gran escritor y lector de cartas postales, al punto de dar origen y
nacimiento a su modelo de la psique por medio de este instrumento. Las cartas dirigidas
a su amigo Wilhelm Fliess constituyen en mi opinión el museo del
psicoanálisis, puesto que ahí se exponen los presupuestos básicos y el germen
de lo que posteriormente será la teoría psicoanalítica. Además Ud. mantuvo
correspondencia con personalidades de la estatura de Romaind Rolland, Stefan
Zweig y Albert Einstein por sólo nombrar a algunos. Quizá por estos motivos no
es fácil esta empresa.
Inicialmente esta carta sólo tenía
un fin didáctico para los lectores de mi blog personal. Era
un ejercicio teórico sin mayores pretensiones y destinado a expresar de forma sucinta algunas
reflexiones. Sin embargo, luego de escribirla me pareció apropiado enviarla
a la Asociación Psicoanalítica Chilena para su publicación. Esta carta no es una
crítica o manifiesto, es un homenaje a su persona y a su obra.
Estamos en los albores del siglo
XXI y las cosas han cambiado mucho. La psicología se ha diversificado y el
psicoanálisis también. Ese joven psiquiatra francés de nombre Jacques Lacan y
que tuvo la osadía de enviarle a Ud. su tesis doctoral, ahora es reconocido como uno de sus herederos naturales.
El siglo XX proliferó en texto
escrito o relato, ¿cuántas hojas de papel fueron escritas en esos cien años? Ud.
contribuyó en buena medida a aquello. Admiro su fortaleza y vitalidad para
escribir todo lo que escribió y que Ud. en un momento atribuyó a su adicción
por los puros.
Déjeme decirle que hoy día no
existe en el mundo un intelectual como Ud. Su obra es considerada Patrimonio de
la Humanidad por lo diversa, controvertida y sobre todo, por la inmensa
contribución al conocimiento que significó. Quizá le provoque desconcierto
saber que sus manuscritos originales se encuentran en la actualidad en la
Biblioteca del Congreso de Washington D.C. y que fueron digitalizados hace unos
años.
Es conocida su intención inicial
de dedicarse a la investigación en desmedro de la clínica y de su deseo por
conocer las bases biológicas de los procesos inconscientes. Para Ud. el
psicoanálisis era un modelo explicativo parcial de la psique humana, mientras
la investigación biológica hacía su trabajo. Todavía estamos lejos de conocer
los circuitos cerebrales de sus postulados, pero algo se ha hecho. Hoy se
bromea diciendo que si Ud. viviera en el presente, probablemente estaría
entregado en cuerpo y alma al estudio de la Genética, ciencia biológica con el
mayor desarrollo en la actualidad.
En Chile estamos viviendo una
gran conmoción social y política que me hace recordar su escrito titulado EL
MALESTAR EN LA CULTURA (1930). Este malestar en la cultura desata lo peor de
las personas y es lo que hemos vivido estos días. Ud. sabe de conmociones
sociales por haber sido testigo directo de una Europa convulsionada por la guerra. No olvidemos que el psicoanálisis se escribió en una trinchera y bajo estampidas de bala.
Por último Doctor, quiero decirle
que esta carta fue escrita por un terapeuta sudamericano, no europeo ni
americano. ¿Sorprendido? Pues bien, no se sorprenda porque sepa Ud. que sus ideas encontraron un abono fértil en estas lejanas tierras, como así lo
explica el joven y promisorio analista chileno Mariano Ruperthuz.
Atentamente
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