miércoles, 13 de noviembre de 2019

El Joker



Ya se ha hablado bastante de esta película, probablemente uno de los mejores estrenos de los últimos años. En esta entrada quiero hacer un pequeño aporte en el sentido de no repetir cosas dichas por otros.

Joaquin Phoenix desborda la pantalla con su cara pintada y su traje de etiqueta. La película rinde homenaje a otras cintas cinematográficas como: A Clockwork Orange (1971), The Exorcist (1973), Taxi Driver (1976), The Silence of the Lambs (1990), Patch Adams (1998) y la más actual It de Stephen King. Probablemente una persona de más de cuarenta años y que ha visto algo de cine podrá reconocer escenas inequívocas de esa lista. 

Vamos al personaje. De nombre Arthur Fleck, hombre soltero, sin hijos y de edad mediana. El psiquiatra suizo Carl Gustav Jung nos ha instruido bastante acerca de lo que él llamaba Crisis de la Edad Mediana. Se trata de aquel período de la vida en el cual el sujeto ha dejado atrás las furias y los arrebatos de la juventud para asumir una actitud de contemplación y de análisis de lo hecho hasta ahora. Es como sacar cuentas de lo que va de la vida y proyectar lo que queremos lograr en el futuro. En Arthur se da exactamente este fenómeno de una forma brutal y por supuesto, cinematográfica. En esas dos horas de duración del filme, el personaje hace un giro en ciento ochenta grados en su vida. El personaje que inicia la película no es el mismo que termina. 

Un segundo punto importante consiste en que durante la primera media hora, el espectador empatiza con el personaje. El director Todd Phillips luego de brindar tributo a sus referentes, se da en la tarea de involucrar al espectador con su héroe. Arthur es un hombre bueno, con un trabajo noble y que se esmera por cuidar a su madre enferma (como el Padre Karras de El Exorcista). Desde ahí la película conduce al espectador por los vericuetos de la mente retorcida del protagonista y lo hace alucinar junto con él. 

Tercero. Veamos qué dice la psiquiatría acerca de esta mente retorcida. Arthur posee todos los rasgos de un paciente psiquiátrico: solitario, de condición social marginal, sin mayores redes de apoyo, con un trabajo precario y una adicción por el tabaco. No conté cuántos cigarros se fuma en toda la película. Estos son factores de riesgo que lo hacen ser propenso a enfermar. Si nos ponemos aun más realistas podríamos agregar alguna adicción por el alcohol y las drogas pero no es el caso. Habría sido mucho porque la película de por sí es hiperrealista. 

El hecho de portar un cuaderno de anotaciones tipo diario, también es propio de los pacientes psiquiátricos. La escritura y el arte ocupan un lugar de referencia en sujetos como él. La psiquiatría está llena de diarios escritos por pacientes y estudiados desde el punto de vista médico o leídos como obra literaria. Es probable que en un futuro no muy lejano se publique un libro de memorias del Guasón y con bastante éxito de ventas. 

En este diario aparecen frases que pueden tomarse como epígrafe de la película. Un ejemplo es: "Lo peor de ser un enfermo mental es que la sociedad te trata como si estuvieras sano." Esta frase esconde un anhelo por ser aceptado como es y sin que su trastorno sea considerado un ruido molesto por los demás. También se observa un Neologismo, es decir, una palabra sin significado y que se repite con cierta frecuencia en el escrito: TOC TOC. Es como llamar para tener acceso al lugar de los supuestamente normales. Se presentaba esta muletilla y luego venía el chiste que provocaba risas en el público. Para El Joker el humor era la forma de comunicarse con los demás y cumplía un rol de estabilizador del ánimo, de la misma forma en que Alex (de La Naranja Mecánica) lo encontraba en la música de Beethoven.  

Arthur amaba las luces de un estudio de televisión porque tenía un componente histriónico en su personalidad. El escenario lo hacía valer para los demás y adoptar una identidad sacada de los comics. Este histrionismo lo llevaba también a hacer performances en la calle y a empaparse de la hiperrealidad del Guasón. Arthur sucumbe ante el personaje del Joker porque finalmente el cómic se apodera de él y suplanta su identidad.

Para profundizar en el concepto de hiperrealidad y el apoderamiento de la realidad por la ficción recomiendo el libro El Crimen Perfecto de Jean Baudrillard.-   




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