jueves, 3 de septiembre de 2015

Los que fracasan al triunfar (1913)



 
Nada se ha ganado, y se ha perdido todo cuando se ha realizado un deseo sin hallar una completa satisfacción. Es preferible ser la víctima que vivir con su muerte en una alegría llena de inquietud.
Macbeth (acto tercero, escena II)

 
La singular experiencia de Freud enfrente de la Acrópolis se cierne en su paso por Trieste. La desazón y enojo ante la sugerencia recibida de visitar Grecia, es atribuida a un particular fenómeno descubierto en la labor analítica. Son las personas que fracasan al triunfar, es decir, personalidades que sucumben de forma brutal luego de lograr el éxito deseado. La labor analítica ha descubierto este rasgo de carácter –entre otros- con motivo de la resistencia puesta por el paciente al tratamiento indicado. La resistencia del enfermo conduce al médico a considerar los rasgos del carácter en el tratamiento. Bien puede tratarse de rasgos que tanto el paciente como sus familiares reconocen como propios, o bien, puede tratarse de rasgos desconocidos y extraños en esa persona. ¿Bajo qué motivaciones un sujeto enferma luego de ver cumplido su deseo? ¿Y si el deseo es la curación? Existen antecedentes de personas que luego de recibir el alta médica y de despedirse con un apretón de manos de su médico, han vuelto a enfermar gravemente a las pocas semanas.

Freud en su escrito entrega un par de buenos ejemplos de este fenómeno que ha llevado a la revisión de los controles post operatorios y post tratamientos. La esquizofrenia es un ejemplo lamentable porque cuando los enfermos logran un grado de mejoría apreciable, cometen suicidio. Sucede que los tratamientos destinados a la inserción social y la rehabilitación, proveen un mayor dominio del afectado que lo lleva a evaluar su situación personal y a tomar conciencia de cosas como el tiempo perdido o el daño ocasionado a familiares y personas cercanas. Entonces la culpa se torna intolerable y toman la peor decisión de sus vidas. Esto es un ejemplo descarnado de enfermos que ante el triunfo de recibir el alta médica, se suicidan.

En el escrito, Freud se abstiene de entregar mayores detalles tomados de su labor analítica por el secreto profesional. En su lugar, una vez más opta por analizar la personalidad de las figuras creadas por escritores y dramaturgos, por ser “profundos conocedores del alma humana”. Ya lo hizo con la novela Gradiva de Jensen, pero esta vez escoge un clásico: Macbeth de Shakespeare.

Hace poco tuve la oportunidad de ver la puesta en escena de Macbeth y me pareció siniestra. El espectador se impresiona y a ratos se asusta con la atmósfera de tinieblas y oscuridad en la cual se desenvuelve una trama cargada de acontecimientos sórdidos. Freud se focaliza en la figura de lady Macbeth (la esposa de Macbeth) y su extraño derrumbe de carácter sufrido a lo largo de la obra. Luego de ser una mujer íntegra y firme (a diferencia de su esposo) y de desear ser coronada reina de Escocia, su carácter se ve tremendamente perturbado. Asesinan al rey siguiendo los designios de una bruja que había preconizado la corona para su esposo, y con el crimen satisfacen el deseo inmenso de ponerse la corona. Sin embargo, las cosas que siguieron no fueron lo esperado.
Luego de asesinar al bondadoso Duncan, lady Macbeth lava sus manos manchadas de sangre, y en ese instante su carácter se derrumba:  

“Todos los perfumes de Arabia no desinfectarían esta mano.”
(Acto quinto, escena primera).

Después aparece sonámbula y fijada a la escena del crimen, desconectada de la realidad. Es un ejemplo de cómo una persona fracasa al triunfar, y del cual Freud en su escrito, logra dilucidar las causas sólo de forma parcial.-

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