En ocasión de
su visita a una de las grandes colecciones de antigüedades de Roma, Norberto
Hanold había descubierto un altorrelieve que lo atrajo en forma excepcional, de
modo que mucho le alegró poder obtener una excelente reproducción en yeso, una
vez de vuelta a Alemania. Hacía ya varios años que esa reproducción ocupaba un
lugar preferente en una de las paredes de su gabinete de trabajo –que por lo
demás rodeaban en su mayor parte, estantes de biblioteca -, situado tanto bajo
una adecuada incidencia de luz, como del lado en que recibía, aunque
brevemente, la visita del sol del atardecer.
Jensen W. Gradiva, una fantasía
pompeyana
La novela Gradiva, una fantasía pompeyana envuelve
al lector desde el primer momento. Digamos que el lector se identifica con el protagonista de la historia e incluso experimenta en carne propia el delirio del cual es víctima Norberto Hanold. El personaje es inquietante por su soledad y por su comportamiento. El viaje a Italia sin razones aparentes sumado a otros factores de su personalidad, hacen dudar del equilibrio mental de "nuestro héroe", como lo llama Freud en su estudio.
Bajo el influjo de una escultura puesta en una de las paredes de su despacho, se desata una idea delirante que a lo largo de la historia atraviesa distintas fases y finalmente se diluye dando paso al equilibrio mental. La novela de Jensen ilustra la incubación, desarrollo y superación de un delirio psicótico. En palabras de Freud, el escritor posee el talento de describir científicamente la enfermedad mental y su posterior curación y lo hace desde el lugar preferencial del poeta.
Norberto Hanold enloquece bajo la contemplación de una obra artística de la misma forma que el Ingenioso Hidalgo luego de la lectura compulsiva de novelas de caballería. ¿Qué tiene la expresión artística de enigmático? No es trivial el hecho de que dos hombres inteligentes (uno de ellos el más egregio de toda la literatura) pierdan el juicio a partir del disfrute de una pieza de arte. Uno lo recibe de la escritura, el otro de la escultura, dos medios para un único fin: la locura.
Freud al empezar su análisis y al igual como lo hace en su estudio de Schreber, recomienda ir al libro que es fuente de sus esfuerzos. Como dije en la entrada anterior, el libro es escaso pero Freud hace una buena síntesis e introduce citas que ayudan bastante cuando no se tiene el relato de Jensen. Freud nunca pierde de vista el texto y compatibiliza de forma magistral su teoría con las aventuras de Norberto Hanold. Es una buena oportunidad para entender el concepto de represión y la noción del sueño como realización de deseos.
El delirio se incuba ante la contemplación de la escultura y se confirma con el sueño vívido que tiene el protagonista. Luego viene el viaje a Roma, Nápoles y finalmente a Pompeya. En esas ruinas desoladas y bajo un sol abrazador sostiene diversos encuentros con una misteriosa chica. ¿Es un espectro? ¿Una alucinación? Con su caminar, una lagartija se escapa cuando pasa por su lado y esto es un indicio de que no es producto de la imaginación o la fantasía del protagonista. Queda vacante la segunda alternativa y más aun en ese escenario. A la hora de las ánimas del medio día la chica camina con despreocupación por las calles que fueron sepultadas el año 79 con la erupción del Vesubio.
Norberto entra y sale del delirio porque en todo momento duda de la realidad de las cosas que ve. Poco a poco sus descubrimientos lo acercan a la verdad. Primero descubre que su amiga también se deja ver en otras horas del día. Luego que su lengua no es el griego, sino el alemán. Después que existen otros que también pueden verla. Y finalmente que Gradiva es una mujer de carne y huesos. Aquí el delirio se quiebra y nuestro protagonista se enfrenta a la realidad.
Freud relativiza en su estudio el concepto de Delirio porque sostiene que cada uno de nosotros en determinados momentos puede experimentar esta distorsión del pensamiento. Toma un ejemplo de su propio ejercicio profesional; recuerda haber tenido como paciente a una mujer que falleció y que lo hizo cuestionarse como médico por el tratamiento entregado. Algunos años después se presentó en su consultorio una mujer exactamente igual a la fallecida. En ese momento sintió el terror de estar frente a la muerta, sin embargo se trataba de su hermana. Era un caso de enfermedad de Graves que se caracteriza porque las personas adquieren un parecido físico inquietante. Ambas hermanas estaban afectadas por este mal. En esos minutos de terror en los cuales un hombre de ciencia como Freud piensa que está en presencia de un ánima, pues bien, su juicio de la realidad está alterado y su pensamiento es delirante.
El desenlace es sorprendente; Gradiva resulta ser una amiga de la infancia de Norberto y que había sido objeto de sus precoces deseos sexuales. Su olvido absoluto de la chica se debió a los efectos de la represión. Posteriormente nuestro héroe abraza a la Arqueología como ciencia pero lo reprimido se vale de una escultura para retornar. Norberto debe atravesar el intrincado camino de la sinrazón para reencontrarse con su antiguo objeto del deseo que es Zoé Bertgang. En el fondo nuestro héroe encuentra la cura en ese amor "olvidado".
PD: La escultura original se encuentra en el Museo Chiaramonti del Vaticano bajo el número 644.
Bajo el influjo de una escultura puesta en una de las paredes de su despacho, se desata una idea delirante que a lo largo de la historia atraviesa distintas fases y finalmente se diluye dando paso al equilibrio mental. La novela de Jensen ilustra la incubación, desarrollo y superación de un delirio psicótico. En palabras de Freud, el escritor posee el talento de describir científicamente la enfermedad mental y su posterior curación y lo hace desde el lugar preferencial del poeta.
Freud al empezar su análisis y al igual como lo hace en su estudio de Schreber, recomienda ir al libro que es fuente de sus esfuerzos. Como dije en la entrada anterior, el libro es escaso pero Freud hace una buena síntesis e introduce citas que ayudan bastante cuando no se tiene el relato de Jensen. Freud nunca pierde de vista el texto y compatibiliza de forma magistral su teoría con las aventuras de Norberto Hanold. Es una buena oportunidad para entender el concepto de represión y la noción del sueño como realización de deseos.
El delirio se incuba ante la contemplación de la escultura y se confirma con el sueño vívido que tiene el protagonista. Luego viene el viaje a Roma, Nápoles y finalmente a Pompeya. En esas ruinas desoladas y bajo un sol abrazador sostiene diversos encuentros con una misteriosa chica. ¿Es un espectro? ¿Una alucinación? Con su caminar, una lagartija se escapa cuando pasa por su lado y esto es un indicio de que no es producto de la imaginación o la fantasía del protagonista. Queda vacante la segunda alternativa y más aun en ese escenario. A la hora de las ánimas del medio día la chica camina con despreocupación por las calles que fueron sepultadas el año 79 con la erupción del Vesubio.
Norberto entra y sale del delirio porque en todo momento duda de la realidad de las cosas que ve. Poco a poco sus descubrimientos lo acercan a la verdad. Primero descubre que su amiga también se deja ver en otras horas del día. Luego que su lengua no es el griego, sino el alemán. Después que existen otros que también pueden verla. Y finalmente que Gradiva es una mujer de carne y huesos. Aquí el delirio se quiebra y nuestro protagonista se enfrenta a la realidad.
Freud relativiza en su estudio el concepto de Delirio porque sostiene que cada uno de nosotros en determinados momentos puede experimentar esta distorsión del pensamiento. Toma un ejemplo de su propio ejercicio profesional; recuerda haber tenido como paciente a una mujer que falleció y que lo hizo cuestionarse como médico por el tratamiento entregado. Algunos años después se presentó en su consultorio una mujer exactamente igual a la fallecida. En ese momento sintió el terror de estar frente a la muerta, sin embargo se trataba de su hermana. Era un caso de enfermedad de Graves que se caracteriza porque las personas adquieren un parecido físico inquietante. Ambas hermanas estaban afectadas por este mal. En esos minutos de terror en los cuales un hombre de ciencia como Freud piensa que está en presencia de un ánima, pues bien, su juicio de la realidad está alterado y su pensamiento es delirante.
El desenlace es sorprendente; Gradiva resulta ser una amiga de la infancia de Norberto y que había sido objeto de sus precoces deseos sexuales. Su olvido absoluto de la chica se debió a los efectos de la represión. Posteriormente nuestro héroe abraza a la Arqueología como ciencia pero lo reprimido se vale de una escultura para retornar. Norberto debe atravesar el intrincado camino de la sinrazón para reencontrarse con su antiguo objeto del deseo que es Zoé Bertgang. En el fondo nuestro héroe encuentra la cura en ese amor "olvidado".
PD: La escultura original se encuentra en el Museo Chiaramonti del Vaticano bajo el número 644.
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