Franz Anton Mesmer (1734-1815)
Del libro LA PSICOTERAPIA AL ALCANCE DE TODOS (1980) de Viktor Frankl les presento un extracto de la conferencia sobre la hipnosis:
"Normalmente se fija el nacimiento
de la psicoterapia moderna, de la terapéutica psíquica contemporánea, en la
publicación de los estudios realizados por Breuer y Freud sobre la histeria.
Pero en esto parece haber una cierta arbitrariedad, ya que con el mismo derecho
se podría afirmar que el origen de la psicoterapia coincide con el desarrollo
del denominado mesmerismo, es decir, la teoría y la obra de Mesmer, quien
influyó sobre todo en Viena, al igual que Breuer y Freud. Con respecto a su
teoría, cabe decir que se trata de lo que el propio Mesmer denominó magnetismo
animal. Pero, como hoy sabemos, este magnetismo hipotético no tiene nada que
ver con el fenómeno de la naturaleza que la física de la época de Mesmer, como
la de hoy, estudiaba bajo el nombre de magnetismo. Lo que Mesmer descubrió e
investigó no es otra cosa que lo que hoy denominamos hipnotismo.
A este investigador le sucedió lo
que a muchos otros científicos, a ciertos hombres de ciencia contemporáneos, e
incluso a algunos psicoterapeutas. Me limitaré a recordar que los diversos
tratamientos por shock, que han abierto una nueva era en la psiquiatría actual
y han acabado, sobre todo, con el nihilismo terapéutico de la psiquiatría de
ayer, han partido también de planteamientos teóricos totalmente erróneos y, sin
embargo, los resultados prácticos son sorprendentes. No olvidemos, pues, lo
siguiente: la hipnosis no tiene nada que ver con el magnetismo. ¿Qué es,
entonces, la hipnosis?
Se trata de un estado excepcional,
similar al sueño, en el que cae la persona afectada o al que le lleva el
hipnotizador. ¿De qué forma especial sucede, ya que está claro que no se trata
de un sueño normal, sino de un estado similar al sueño? Se hipnotiza a una
persona a través de las correspondientes sugestiones. En otras palabras, la
hipnosis –podemos ampliar así nuestro anterior intento de definición- es un
estado psíquico excepcional, similar al sueño, que representa el resultado de
unas medidas orientadas a la sugestión; en este sentido, tiene escasa
importancia el hecho de que las sugestiones sean de naturaleza verbal o de otro
tipo, es decir, que provoque la hipnosis invitando al paciente a recostarse
cómodamente, a cerrar los ojos y a no pensar nada más que en lo que yo le digo,
o la provoque de otro modo, por ejemplo, que intente causar un cansancio
progresivo no a través de la sugestión verbal, sino poniendo delante de los
ojos un objeto brillante y reluciente, y haciendo que lo mire fijamente; como
ya he dicho, todo esto tiene poca importancia.
Pero hay que decir todavía algo
más acerca de la esencia de lo que denominamos hipnosis. No es sólo el
resultado de unas sugestiones, sino que constituye una base adecuada para crear
otras sugestiones, si se puede decir así más arriesgadas. Permítanme poner un
ejemplo: si sostengo bajo la nariz de un hombre o de una mujer una botellita de
gasolina recién abierta, no podré sugestionar en general a esa persona, es
decir, hablando claramente, no la podré convencer de que se trata de un perfume,
de una esencia de rosas. Pero seguramente no me resultará muy difícil
convencerla, siempre que tenga una inteligencia media y muestre interés por
tales experimentos, de que está cansada, de que el cansancio aumenta, de que
sus miembros pesan cada vez más y más, de que se le cierran los ojos y de que
cae, al final, en un estado excepcional, parecido al sueño. Cuando he
conseguido que llegue a este punto, si le restriego un poco de gasolina bajo la
nariz puedo estar seguro de que no me desilusionará ni –por decirlo así- me
“pondrá en ridículo”, sino que a mi pregunta: “Tengo un perfume, ¿lo nota?;
esencia de rosas, ¿puede olerlo?”, contestará: “Es cierto, ahora lo noto, huele
a rosas.”
Lo que ahora me interesa es dejar
bien claro que este tipo de sucesos no tiene nada, pero nada que ver con cosas
como el espiritismo, el ocultismo, etc. La hipnosis –en sentido más general, la
sugestión- es algo totalmente normal. No hay nada sobrenatural en este
fenómeno, aunque haya artistas de variedades y charlatanes de psicología que se
preocupen por darle un aire sobrenatural o de atribuirse a sí mismos una
aureola de conocimientos y poderes superiores. De lo que se trata es, en una
palabra, de desmitificar el hipnotismo.
Con todo esto se intenta también
eliminar los accesorios mágicos y despojar a los métodos de sugestión de esa
atmósfera sobrenatural, pues –utilizando palabras de Ernst Kretschmer-, la
aureola del curandero mágico no es compatible con la actitud del médico que ha
recibido una formación científica. Y, me gustaría añadir, el médico no debe
permitir que le impongan este papel indigno ciertos pacientes, que prefieren un
tratamiento y una cura psicoterapéutica de sus males que les ahorre toda decisión,
cuando nosotros sabemos lo mucho que depende el efecto de la psicoterapia
precisamente de la decisión personal del paciente." (1980, p. 67-68 y 69)
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