Siguiendo con el tema de la
entrada anterior, habíamos dicho que Freud escribió una breve comunicación
acerca del proceso. Reproduzco a continuación aquel escrito de forma íntegra:
LA PERITACION FORENSE EN EL PROCESO HALSMANN (1931)
“En la medida de nuestros
conocimientos, el complejo de Edipo existe en la infancia de todo ser humano,
experimenta considerables modificaciones en el curso del desarrollo y en muchos
individuos subsiste con variable intensidad aún en la edad madura. Sus
caracteres esenciales, su universalidad, su contenido, sus vicisitudes mismas,
todo esto fue reconocido ya, mucho antes de que surgiera el psicoanálisis, por
un pensador tan agudo como Diderot. Así lo atestigua un pasaje de su renombrado
diálogo Le neveu de Rameau, cuya
traducción por Goethe en el tomo XLV de la Sophienausgabe
dice en la página 136 lo siguiente: “Si el pequeño salvaje quedase librado a sí
mismo y si conservase toda su imbecilidad; si uniera a la escasa razón de un
niño de pecho la violencia de las pasiones de un hombre de treinta años, por
cierto que le retorcería el cuello al padre y deshonraría a la madre.”
Si se hubiese demostrado
objetivamente que Phillip Halsmann mató a su padre, tendríase, en efecto, el
derecho de invocar el complejo de Edipo para motivar una acción incomprensible
de otro modo. Dado que tal prueba, empero, no ha sido producida, la mención del
complejo de Edipo sólo puede inducir a confusión, y en el mejor de los casos,
es ociosa. Cuanto la instrucción ha revelado en la familia Halsmann con
respecto a conflictos y desavenencias entre padre e hijo no basta en modo
alguno para fundamentar la presunción de una mala relación paterna en el hijo.
Sin embargo, aunque así no fuera, cabría aducir que falta un largo trecho para
llegar a la motivación de semejante acto. Precisamente por su existencia
universal, el complejo de Edipo no se presta para derivar conclusiones sobre la
culpabilidad. De hacerlo, llegaríase fácilmente a la situación admitida en una
conocida anécdota: ha habido un robo con fractura; se condena a un hombre por
haber hallado en su poder una ganzúa. Leída la sentencia, se le pregunta si
tiene algo que agregar, y sin vacilar exige ser condenado además por adulterio,
pues también tendría en su poder la herramienta para el mismo.
En la grandiosa novela de
Dostoievski Los hermanos Karamasov,
la situación edípica ocupa el centro de la trama. El viejo Karamazov se ha
hecho odiar por sus hijos a causa de la despiadada opresión que les impone;
para uno de ellos es además, poderoso rival ante la mujer deseada. Este hijo,
Dimitri, no oculta su propósito de vengarse violentamente en su padre, de modo
que es natural que, habiendo sido el padre víctima de un asesinato y robo, sea
acusado como su asesino y condenado, a pesar de todas sus protestas de
inocencia. No obstante, Dimitri es inocente: otro de los hermanos ha cometido
el hecho. En la escena del proceso pronúnciase el dicho que ha llegado a ser
famoso: la psicología sería un arma de doble
filo.
La peritación emitida por la
Facultad de Medicina de Innsbruck parece inclinada a atribuir a Phillip Halmann
un complejo de Edipo “activo”; pero renuncia a determinar el grado de esta
actividad, porque bajo la presión de la acusación no estarían dadas en Phillip
Halsmann las condiciones necesarias para “una franqueza integral”. Cuando a
continuación rehúsa “buscar la raíz del hecho en un complejo de Edipo, aún
cuando el rehusado fuese culpable”, es evidente que, sin necesidad alguna, los
autores de la peritación se exceden en su formulación negativa.
En la misma peritación nos
encontramos con una contradicción harto significativa. Se restringe al máximo
la posible influencia de una conmoción emocional sobre la perturbación de la
memoria para las impresiones recibidas antes del momento crítico y durante el
mismo; a mi juicio, esta restricción no es justificada. Además, se rechaza
decididamente la suposición de un estado excepcional o de una enfermedad
mental, mientras que se acepta de buen grado la explicación por medio de una
“represión” que habría afectado a Phillip Halmann después del hecho. Por mi
parte, debo declarar que sería una rareza de primer orden encontrarse con
semejante represión inesperada, producida sin anuncio previo en un adulto que
no presenta signo alguno de una neurosis grave; represión que además afecta un
hecho que es, por cierto, mucho más importante que todos los discutidos
detalles de distancia, situación y sucesión cronológica; una represión que se
habría producido en un estado normal o en uno modificado solamente por la
fatiga corporal.”
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