Novia mía:
Escribes unas cartas tan inefablemente dulces, tan conmovedoramente tiernas, que sólo podría contestarlas como se merecen, con un beso prolongado y abrazándote amorosamente. (...) Martha, no apetezco sino lo que tú ambicionas para ambos porque me doy cuenta de la insignificancia de otros deseos comparados con el hecho de que seas mía. Estoy adormilado y muy triste al pensar que tengo que conformarme con escribirte en vez de besar tus dulces labios.
Devotamente tuyo,
Sigmund
Freud conoce a Martha Bernays en
1882 con motivo de una visita que hiciera ella a su hogar. Martha era amiga de
Anna, una de sus hermanas. Freud tenía 25 años y Martha 21. Sigmund ya era
médico por ese entonces y sus intereses estaban en la investigación más que en
la clínica. Trabajaba por una renta muy baja en el laboratorio de la Universidad
de Viena y estaba especializándose como neurólogo.
Freud cenaba en su habitación
pero al ver a Martha, fue al comedor. Así conoció a la mujer con la que
compartiría por 53 años. Tuvieron 6 hijos y pasaron muchas cosas juntos: el
antisemitismo, la cesantía de Freud, las Guerras Mundiales, el exilio a
Inglaterra, etc. Martha también era judía, su abuelo era el rabino más
importante de Hamburgo pero esto no significaba estatus económico. Al igual que
Freud, provenía de un estrato social medio- bajo. Fueron pareja por 4 años y se
casaron en 1886. Fue una ceremonia sencilla y judía. Martha llegó virgen al
matrimonio, en cambio Sigmund, ya había tenido relaciones con una chica que era
hermana de su amigo Emil Fluss. Poco tiempo antes, Freud había inaugurado su consulta particular. Por
aquel entonces, el psicoanálisis no estaba ni en los sueños de Freud. El Dr.
ejercía su profesión de forma convencional y todavía no se interesaba por el
estudio de las neurosis.
Sobre la sexualidad de Freud con
su esposa, el único antecedente que se tiene es el sueño de la inyección de
Irma. En el libro LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS (su obra cumbre publicada en
1900) Freud interpreta un sueño que tiene de forma recurrente. En él, una paciente llamada Irma se encontraba
afectada por una infección que le causó una inyección que no había sido
esterilizada. Freud siempre tenía este sueño cuando Martha quedaba embarazada y
se cree que tiene que ver con alguna afección que ella tenía. Más que esto no
se sabe. El hombre era reservado con su vida privada, a pesar de no serlo con
la vida y la sexualidad de sus pacientes.
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