En el artículo, Freud rebate esas
indicaciones y enfatiza que el mal uso de los términos técnicos del
psicoanálisis, es siempre perjudicial y dañino para una persona.
Un error de similares
características, cometió el tribunal de Innsbruck en Viena con un judío de 22
años, llamado Phillip Halsmann. Los hechos son los siguientes:
“El 10 de septiembre de 1928, el
Dr. Morduch Halsmann y su hijo estaban haciendo una caminata en el Zillertal,
en los Alpes tiroleses. El primero es un dentista judío de 48 años proveniente
de la ciudad de Riga, capital de Letonia. Junto con su esposa Ita, su hija
Liuba y su hijo Phillip de 22 años de edad, estudiante de electrotécnica de la
Technische Hochschule de Dresden, Alemania, habían llegado a esa zona de
Austria completando unas prolongadas vacaciones que comprendían también partes
de Alemania, Suiza e Italia. Durante la caminata el hijo se adelanta un trecho
y cuando se da vuelta y no ve a su padre, retrocede y lo encuentra a éste caído
en un barranco junto a un riacho. Sale en dirección a una hostería cercana en
busca de ayuda y cuando regresa lo encuentran muerto, con la cabeza
ensangrentada. La causa del deceso fue un fuerte golpe con una piedra. Esta fue
encontrada luego, manchada con sangre de la víctima. El asesino lo despojó de
sus anteojos con armazón de oro y de su billetera, que luego fue encontrada
vacía”.
Extraído de FREUD Y EL PROCESO
HALSMANN de Moisés Kijak p. 57 (versión on-line)
Halsmann fue condenado en primera
instancia a diez años de cárcel, pero luego, frente a la apelación del abogado
defensor y a la falta de pruebas contundentes, la pena bajó. El caso marcó un
hito en la historia del peritaje forense por dos razones: fue la primera vez
que se utilizó la prueba del tipo sanguíneo para confirmar que la sangre
encontrada era de la víctima. El otro hecho tiene “connotaciones siniestras”
como dice Kijak en su artículo. Se expuso como evidencia durante el juicio,
nada menos que la cabeza de la víctima.
Esto luego de ser extirpada del cuerpo en una cirugía realizada en el Instituto
de Medicina Forense de Innsbruck. Esto es un hecho sin precedentes en la
historia del Derecho. Impresiona además, que fueron todas cosas en el marco de
la legalidad y por las instituciones autorizadas. La pregunta es: si Halsmann
no hubiera sido judío, ¿habrían pasado estas cosas? Creo que no.
El caso tuvo un fuerte impacto en
la gente y recibió una amplia cobertura por parte de los medios de
comunicación. La imagen de un judío rompiendo la cabeza de su padre,
enfervorizó a una población antisemita por esencia.
Cuando se desmembró el Imperio
Austrohúngaro, Austria quedó muy mal política y económicamente. El país estaba
dividido entre la burguesía vienesa y el campesinado de provincias. En un país
en crisis, emergen los odios y la discriminación recrudece. Los judíos lo
pasaban muy mal en Viena, incluído Freud.
Volviendo al proceso judicial, la
fiscalía argumentó que Halsmann era un claro ejemplo de “Complejo de Edipo Activo”, utilizando un
concepto psicoanalítico sacado de contexto y de forma antojadiza. El mito
griego de Edipo Rey, como aquel muchacho que matara a su padre, se habría hecho
realidad a propósito de este caso. Frente a esto, el abogado defensor Hupka le
pidió a Freud su opinión. El médico escribió como respuesta un pequeño escrito
que llevaba por título: “La peritación forense en el caso Halsmann” y que
apareció publicado en el diario vienés Neue Freie Presse el 14 de diciembre de
1930. La opinión de Freud es que, si bien el complejo de Edipo es un fenómeno
universal, ello no autoriza a afirmar que el mismo es el que originó el
supuesto crimen y mucho menos de que se haya cometido tal parricidio. Yo
agregaría a esto, que los conceptos del psicoanálisis, poseen un carácter
simbólico que no puede ser utilizado de forma lineal en un argumento. Las
“verdades” del análisis son construcciones que no necesariamente ocurrieron. El
Edipo es una verdad universal que permite explicar los orígenes del psiquismo.
El valor de verdad que posee, tiene validez sólo en la terapia y no en otros
escenarios. Esto también es aplicable a los conceptos de inconsciente,
represión y escena primordial.
No sólo Freud se involucró en la
causa, también lo hicieron personalidades como Albert Einstein y Thomas Mann.
Todos expiando de culpa a Halsmann. De todas formas, Phillip tuvo que cumplir
la pena y luego emigrar a Francia. En ese país, cambió su nombre de Phillip, al
de “Phillipe” y se dedicó a la fotografía. En 1937 se casó con su asistente
Yvonne Mosser y se transformó en uno de los mejores fotógrafos del mundo. Como
dice Kijak en su artículo, a él se le debe la creación del “retrato
psicológico”, cuyo objetivo era mostrar aquello que es propio y que mejor
refleja a la persona fotografiada. Además, Halsmann es conocido por su Jump Book (libro de los saltos), en donde
aparecen retratadas personalidades del cine, el teatro y las artes saltando o
suspendidas en el aire.
Pienso que Halsmann encarna a la
historia del pueblo judío. Vilipendiado y juzgado sólo por el hecho de ser
judío, conoce el sufrimiento y la segregación. Posteriormente, se rehace de las
cenizas y marca un hito en la fotografía. La adversidad modeló su carácter y le
dio sabiduría. Aquí van unas fotos del lente de Halsmann:
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