lunes, 15 de abril de 2019

Poesía y Verdad en Goethe


Johann Wolfgang von Goethe


Una de las cosas que más me gusta de leer a Freud, es el hecho de que él se inspira en lecturas personales para la confección de sus escritos. Leer a Freud es una invitación para leer a Shakespeare y a una serie de autores clásicos, entre ellos Johann Wolfgang von Goethe, más conocido como Goethe. Es sabido que una de las lecturas favoritas del creador del psicoanálisis es el Fausto.

El escrito titulado UN RECUERDO INFANTIL DE GOETHE EN "POESIA Y VERDAD" (1927) continúa con la lógica del recuerdo infantil de Leonardo da Vinci. El recuerdo esta vez es de naturaleza distinta, ya no hay un buitre, simplemente hay una travesura de la niñez. En lo personal el escrito sobre Leonardo me pareció más completo y mejor elaborado. Ahí Freud se da el trabajo de explicar la génesis psíquica de la homosexualidad y la neurosis obsesiva que padecía el eximio artista.

Vamos a Goethe... 

En esta oportunidad Freud se inspira en un trozo tomado de las memorias de Goethe, tituladas POESÍA Y VERDAD. En ese libro el autor narra un hecho de su infancia en el cual su familia había comprado losa y platos nuevos para la cocina y unos platos pequeños para él y sus hermanos. Encontrándose solo en casa, nuestro poeta después de jugar con sus platos, tuvo la ocurrencia de lanzar uno por la ventana. Naturalmente el plato se hizo añicos, ante el regocijo del pequeño Johann. Los vecinos de enfrente -que tenían una especial disposición hacia el niño-, vieron su alegría y lo instaron a seguir lanzando platos. Entonces Johann comenzó a arrojar todos sus platos y luego corría muy excitado a la cocina para tomar más losa y arrojarla a la calle. Cuando hubo arrojado todo lo que encontró por la ventana, se consoló diciendo que total ya lo había hecho.

Estos recuerdos de la infancia que sus protagonistas relatan con muchos detalles y que incluso en su vida adulta mantienen sus aspectos jocosos, para el psicoanálisis corresponden a RECUERDOS ENCUBRIDORES. Pueden ser cosas sin mayor importancia y pasajeras pero si aun son recordadas en edades posteriores, es porque poseen algo que las impulsa. Invito a los visitantes de este blog a recordar las primeras percepciones de su más tierna infancia porque esos recuerdos encubren otros contenidos que se encuentran latentes, es decir, abstraídos de la conciencia.

Freud encuentra justificación a la existencia de los recuerdos de esta naturaleza (encubridores), en la clínica y en reportes de otros analistas. En el caso del pequeño Johann, la motivación latente es un sentimiento de protesta ante el nacimiento de uno de sus hermanos. Los niños sienten que ese hermanito que nace es un competidor por el amor de la madre. En buena medida esto explica el cambio en algunos pequeños ante el nacimiento de un hermano porque ya no son el objeto único de amor por parte de la madre. Los chicos se vuelven agresivos y difíciles en el trato o traviesos como en el caso del insigne poeta.- 

       

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