martes, 10 de noviembre de 2015

Cartas de amor (1882-1886)


Libro pequeño que incluye cuarenta y siete cartas de Freud dirigidas a su enamorada Martha Bernays. Las cartas abarcan el período comprendido entre 1882 y 1886, fecha en la cual contraen matrimonio. La mayoría de las cartas fueron escritas desde Viena a Hamburgo, lugar de residencia de Marty o Martha. El siguiente es el prólogo:
 
"Sigmund Freud (1856-1939) como un joven enamorado. Freud con las dudas del que empieza una profesión y no las tiene todas consigo. El germen de lo que luego fue una eminencia mundial reflejado en unas cartas de amor con tono naíf, donde asoma el Freud enamorado de Martha Bernays, una joven de Hamburgo cinco años menor que él, a la que apenas ha visto en unas pocas ocasiones.
 
Esto es lo que significa este libro. Un Freud desnudo de toda ambición científica o ensayística, una persona en carne y hueso que cuenta su padecer amoroso como si de un trovador medieval se tratara. Martha se convierte en Marthy, e incluso en Cordelia- Marthy. El médico austriaco desliza en sus misivas el gusto por la literatura y ofrece a su amada versos de Shakespeare y la invita a leer el Quijote, narrando cómo él y un amigo aprendieron español y se carteaban denominándose con dos apodos cervantinos: Cipión y Berganza, los personajes protagonistas de El coloquio de los perros.
 
La desnudez de las cartas nos muestra también a un Freud con una mala situación financiera. Aunque de buena familia, ésta había hecho un enorme esfuerzo para pagarle la carrera, ya que habían ido perdiendo recursos paulatinamente. Por ello, la preocupación financiera se halla presente en casi todas estas cartas. Este, es uno de los obstáculos para conseguir el casamiento con Martha. Freud tampoco se nos presenta como un gran ahorrador, sino como una persona caprichosa, que tiende a malgastar por impulsos.
 
Para los más interesados en el aspecto puramente médico de la vida de Freud, sí que asistimos en éste libro al descubrimiento de la cocaína como elemento para curar. Este nuevo método, que llegó a probar con varios pacientes, con un buen amigo e incluso consigo mismo, cayó después en desgracia al demostrarse que la cocaína producía una adicción que era peor que las propias enfermedades a las que pretendía curar.
 
Todos estos temas y muchos más se pueden avistar en estas misivas con ese trasfondo del amor, de la relación que crece con sus disputas, sus celos, sus ansias de reencuentro, en las que el propio Freud declara que se siente "como un caballero andante". Hay un Freud celoso, muy preocupado por su imagen y por el qué dirán, donde se empiezan a bosquejar ciertas neurosis que después se canalizarán en la teoría del psicoanálisis, con la que Sigmund alcanzó su cima profesional."            
 
       

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