viernes, 22 de mayo de 2015

La niña espirituada

Bajo este título el antiguo diario El Ferrocarril de Santiago (antecesor de El Mercurio) se refería al caso de Carmen Marín. Como podemos ver, fue un tema con bastante difusión en la prensa. El artículo rechaza de forma enérgica los rumores de posesión demoníaca y avala y reconoce a la postura médica. Escrito en un español antiguo llama "farsa execrable y sainete ridículo" al exorcismo que se le realizó. Llama la atención los duros términos con los que se refiere a los sacerdotes que estuvieron a cargo de la ceremonia y a la Iglesia Católica. Reproduzco el artículo:

“El sábado último tuvo lugar en el hospicio el sainete más ridículo he infame que puede darse en espectáculo a un pueblo civilizado. La farsa fue compleja y el cinismo llevado a su mayor exceso. La pluma no resiste a darle los calificativos que le corresponden porque, para hacerlo como es debido, sería necesario abjurar de todo decoro y penetrar en el fango en el que hemos visto a los farsantes que fueron los actores principales de esta patraña inmoral y escandalosa.

Pero esto no es todo, sino que la imprudencia con que trata de enlodarse el buen sentido nacional se ejecuta por hombres que revisten el carácter sacerdotal y que prostituyen la fe religiosa, autorizando con sus palabras y con el evangelio el escándalo inaudito de una superchería por la que se hacen acreedores de un castigo ejemplar.

Desde hace algún tiempo, una muchacha bien parecida y de unos veinte años de edad, es atacada periódicamente, según la opinión de distinguidos facultativos, de fuertes accesos de epilepsia cataléptica, la que se desarrolla con todo su horror en ciertos momentos determinados que la enferma misma indica con bastante precisión y exactitud, como sucede siempre en las personas atacadas de este mal.

El sacudimiento que experimenta en su sistema nervioso en los momentos del ataque se manifiesta con una contracción espantosa y saltos violentos, unidos a la rareza con que se presenta en los pueblos una enfermedad de esta clase, ha dado origen para que la ignorancia vea en este desgraciado fenómeno algo sobrenatural y maléfico, y para que el vulgo suponga que la enferma es una mujer endemoniada que lleva a Satanás en sus entrañas.

Algunos aprovechadores de este ciego y bárbaro fanatismo, interesados en la aseveración de este error, no han querido perder la oportunidad de explotar la superchería y con mengua de su dignidad sacerdotal se han propuesto dar a la muchacha enferma en espectáculo y ejecutar un sainete repugnante, reducido a que un clérigo mandaba al diablo en nombre de Dios que cesara en sus cabriolas y abandonara el cuerpo de la poseída y éste, tenaz y díscolo, hacía una vigorosa resistencia, hasta que por último el rezo del evangelio de San Juan obtiene la victoria y el clérigo dice a los presentes: “Señores, ya está buena la enferma; tápenle la cara porque después del ataque, cuando vuelve en sí, siempre se avergüenza y llora”.

Los concurrentes con los ojos fijos en la enferma, se ponen a caza del diablo, pero inútilmente, porque éste, que es muy ducho, se sale sin ser visto, sin duda para liberarse de los mojicones que provocaría su presencia.

¡Farsa execrable! ¡Sainete ridículo! Y sin embargo se soporta y se consiente y no se castiga a los que cometen tamaña infamia. ¿Hasta cuándo la autoridad permite que la fe religiosa sea escarnecida y vilipendiada por los mismos encargados de revelar su sublimidad y su pureza?

Castíguense, escarmiéntense a esos ateos de sotana que pervierten las creencias, profanan la religión y perpetúan el embrutecimiento de nuestras masas. Basta de consideraciones mal entendidas que no son otra cosa sino una autorización y procedamos a impedir la repetición de sainetes ridículos e indecorosos. El buen sentido nacional no puede ser ultrajado impunemente. Un baldón de desprecio y de ignominia debe por de pronto arrojarse al rostro de los farsantes.

Diario El Ferrocarril, lunes 3 de agosto de 1857.
* Tomado del libro LA ENDEMONIADA DE SANTIAGO de Patricio Jara.     

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