En 1930 Freud recibe el
famoso Premio Goethe en vista de su aporte a la ciencia y al conocimiento del Hombre. Este premio que se sigue otorgando hasta el día de hoy, ha sido
entregado a personajes de la talla de Herman Hesse y de Thomas Mann, por dar
sólo un par de ejemplos. La siguiente es la carta que recibe Freud de parte del
Dr. Alfons Paquet (secretario general del fondo que otorga tal premio):
«El Consejo de
Administración del Fondo, al discernirle a usted el premio, estimado profesor,
desea expresar la alta estima que le merecen las revolucionarias consecuencias
de las nuevas formas de investigación creadas por usted sobre las fuerzas
plasmadoras de nuestro tiempo. Con el método estricto de la ciencia natural, y
al mismo tiempo en una osada interpretación de los símiles acuñados por los
poetas, su labor investigadora se ha abierto una vía de acceso hacia las
fuerzas pulsionales del alma, creando así la posibilidad de comprender en su
raíz la génesis y arquitectura de muchas formas culturales y de curar
enfermedades para las que el arte médico no poseía hasta entonces las claves.
Pero su psicología no sólo ha estimulado y enriquecido a la ciencia médica,
sino también a las representaciones de artistas y pastores de almas, historiadores
y educadores».
Freud responde muy
contento con la siguiente misiva:
Estimado Dr. Paquet:
No he sido halagado por
los honores públicos y por eso me habitué a prescindir de ellos. Pero no negaré
que la adjudicación del Premio Goethe de la ciudad de Fráncfort me alegró
mucho. Hay algo en él que enciende la fantasía, y una de sus cláusulas disipa
la humillación que suele condicionar tales distinciones.
Debo agradecerle en
particular su carta, que me ha conmovido y asombrado. Aparte de su amable profundización en el carácter de mí
obra, nunca había visto discernidos antes con tanta claridad los secretos
propósitos personales de ella, y de buena gana le preguntaría cómo llegó usted
a conocerlos.
Por desdicha, no puedo
asistir a la celebración en Fráncfort; mi salud es demasiado frágil para esa
empresa. La sociedad no perderá nada con ello, pues sin duda será más agradable
ver y escuchar a mi hija Anna que a mí.
Leerá algunas palabras que versan sobre las relaciones de Goethe con el
psicoanálisis y defienden a los analistas del reproche de faltarle el debido
respeto al grande hombre con sus intentos de hacerlo objeto del análisis.
Espero se aceptará el giro que he impreso al tema propuesto -mis «íntimos
vínculos como hombre e investigador con Goethe»-, y en caso contrario tenga
usted la amabilidad de hacérmelo saber.
Sinceramente suyo,
Sigmund Freud
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Excelente aporte. Pensar que se difundió la erronea idea de que el premoo fué de literatura.
ResponderEliminarGracias por comentar, saludos.
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