martes, 24 de septiembre de 2013

La monja budista


 

Viktor Frankl presenta casos clínicos excepcionales en su libro PSICOTERAPIA Y HUMANISMO (1978). El siguiente es acerca de una monja budista que estaba presentando la idea delirante de que serpientes se deslizaban sobre su cuerpo.

Frankl fue pionero en la utilización de lo que posteriormente se llamará “conversación terapéutica”. Este caso ilustra cómo se elimina de forma rápida y efectiva un florido síntoma como el de la monja. Vamos al caso:

“El síntoma principal consistía en el terror que le causaba ver serpientes que reptaban sobre su cuerpo. Fue visitada por médicos y luego por psicólogos y psiquiatras que no pudieron hacer nada por ella. Por último la visitó un psiquiatra Zen, el cual permaneció en la habitación de dicha monja tan sólo durante cinco minutos. ¿Qué le pasa? Le preguntó. “Las serpientes suben por mi cuerpo y me asustan”. El psiquiatra Zen permaneció unos instantes pensativo y luego dijo: “Ahora tengo que marcharme pero volveré a verla dentro de una semana. Mientras tanto, quiero que observe a las serpientes con mucha atención, de modo que cuando yo vuelva, sea usted capaz de describirme exactamente todos sus movimientos”. A los siete días volvió y encontró a la monja realizando las tareas que le habían sido asignadas antes de su enfermedad. Después de saludarla le preguntó: “¿Ha seguido usted mis instrucciones?”. “Desde luego –contestó ella-. He centrado toda mi atención en las serpientes. Pero no las he vuelto a ver, pues en cuanto las empecé a observar atentamente, desaparecieron.” (p. 161)

El principio es el mismo utilizado con la paciente insomne de la entrada anterior. En lugar de quejarse e intentar evitar la molestia, convivir con ella e incorporarla a la vida cotidiana. De esta forma el síntoma pierde sostén y desaparece.  
 
 
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