James Joyce
Hotel Elite
Zurich
Muy señor mío:
Su Ulyses ha presentado al mundo un problema psicológico que varias veces he sido convocado como supuesta autoridad en la materia para resolverlo. Ulyses demostró ser un caso realmente difícil y me ha forzado a realizar esfuerzos desacostumbrados, sino también peregrinaciones bastante extravagantes (hablando desde el punto de vista científico). Su libro como un todo me ha dado interminables problemas y estuve meditando tres años antes de ponerme a elaborar un intento de solución. Pero debo decirle que le estoy muy agradecido, a usted y a su gigantesca obra, porque he aprendido mucho con su lectura. Probablemente no llegue a estar nunca completamente seguro de si gocé durante ella, pues suponía demasiado desgaste nervioso y de materia gris. No sé tampoco si podrá usted gozar leyendo lo que he escrito sobre Ulyses, porque no pude evitar decirle al mundo hasta qué punto me aburrió, hasta qué punto refunfuñé, hasta qué punto maldije y hasta qué punto quedé admirado. Las cuarenta páginas finales son una ininterrumpida serie de auténticas maravillas psicológicas. Supongo que la abuela del diablo sabe tanto como usted sobre la psicología de la mujer. Yo no.
Bien, trato solamente de recomendarle mi ensayo como un divertido intento de parte de un perfecto extraño que se perdió en el laberinto de su Ulyses, y logró salir de él por pura casualidad. En cualquier caso, por mi artículo podrá usted comprobar lo que Ulyses ha hecho a un supuestamente equilibrado psicólogo.
Con mi más profunda estima
suyo afectísimo
C.G. Jung (Ibid., pp., 700-701)
*
Por cierto que Carl Gustav Jung fue un
extraordinario lector pero creo que no supo leer el Ulises. Hijo de su tiempo
donde primaba una mentalidad materialista, la modernidad aún estaba en su
apogeo. Creo que el médico suizo “pecó de inocente” al enfrentarse con la
narrativa de Joyce. El Ulises hay que leerlo con soltura y sin buscar ningún
hilo conductor. Joyce libera al lector del peso de seguir una historia y esto
hace extremadamente fácil la lectura del libro. Pienso que otro escritor como
Dostoievski, es un autor difícil porque arroja al lector la responsabilidad de
seguir una historia con muchos personajes y agrega a esto digresiones de tipo
filosófica y teológicas. Con Joyce nos ahorramos todo ese trabajo y sólo nos
preocupamos de los aspectos formales del relato, incluso podemos no
preocuparnos por nada. Podemos dejar el libro en la página 70 y retomarlo en
cualquier otro punto, sin hacernos cargo de la omisión. Si el autor no se
responsabiliza por sus lapsus y sus “pecados” durante la escritura, bueno, el
lector tampoco lo hace en su lectura.
A veces no es bueno tomarse tan en serio
la lectura y simplemente podemos “patinar” o “resbalar” por el escrito. No
seamos tan intelectuales y menos aún, tratándose de un texto literario. La
poesía es para entretener por sobre todas las cosas. Esto es contrario a lo que
sostiene Jung, quien insiste demasiado en el tedio y aburrimiento que le produjo
la novela. En lo que sí estoy de acuerdo con Jung y que me parece muy acertado, es cuando dice en ¿Quién es Ulises? que la novela es un gran ojo que observa, huele y siente, sin mediadores de ningún tipo. Eso es el Ulises por sobre todas las cosas: un gran ojo.
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