sábado, 30 de marzo de 2013

Freud. Una nota sobre el antisemitismo


 
Reproduzco a continuación un escrito del propio Freud acerca del antisemitismo y que data de 1938:

EXAMINANDO las observaciones de la prensa y de la literatura provocadas por las recientes persecuciones a los judíos encontré un ensayo que me llamó la atención de un modo tan notable, que tomé algunas notas para mi propio uso. Lo que su autor escribía era aproximadamente lo siguiente:

  «Como prefacio debo explicar que no soy judío y, por tanto, no me hallo impulsado a hacer estas observaciones por ningún propósito egoísta. Pero he sentido un vivo interés por los excesos actuales y he dirigido mi particular atención a las protestas contra ellos. Estas protestas vienen desde dos direcciones -eclesiástica y secular-: la primera, en nombre de la religión; la segunda, apelando a la humanidad. La primera fue breve y llegó tarde; pero por fin llegó, y aun Su Santidad el Papa levantó su voz. Confieso que eché en falta algo en las demostraciones que vinieron desde ambos lados: alguna cosa al principio y otra al final. Intentaré proporcionarlas ahora.

»Pienso que todas esas protestas podían ir precedidas por una introducción especial que dijera: «Es verdad; a mí tampoco me gustan los judíos. Me parecen en cierto modo extraños y antipáticos. Tienen muchas cualidades desagradables y grandes defectos. Pienso también que la influencia que han ejercido sobre nosotros y nuestros negocios ha ido sobre todo en nuestro detrimento. Su raza, comparada con la nuestra, es evidentemente una raza inferior; todas sus actividades hablan en favor de esto.»


 
Y después de seguir con lo que en realidad contienen estas protestas podría continuar sin que existiera discrepancia: «Pero nosotros profesamos una religión de amor. Debemos amar como a nosotros mismos incluso a nuestros enemigos. Sabemos que el Hijo de Dios dio su vida en la tierra para redimir a todos los hombres de la carga del pecado. Él es nuestro modelo y, por tanto, es pecar contra su intención y contra los mandamientos de la religión cristiana el consentir que los judíos sean insultados, maltratados, robados y llevados a la miseria. Debemos protestar contra esto, sin tener en cuenta si los judíos merecen o no este trato.» Los escritores seculares que creen en el Evangelio de la Humanidad protestan en términos similares.
»Confieso que no me he sentido satisfecho por ninguna de estas demostraciones. Aparte de la religión de amor
y de la humanidad, hay también una religión de verdad que ha salido mal parada en estas protestas. Pero lo cierto es que durante muchos siglos hemos tratado a los judíos injustamente y que continuamos haciéndolo así.

Cualquiera de nosotros que no empiece por admitir nuestra culpa no ha cumplido con su deber en esto. Los judíos no son peores que nosotros; tienen otras características y otros defectos, pero en conjunto no tenemos derecho a mirarlos de arriba abajo. Incluso en algunos aspectos son superiores a nosotros. Ellos no necesitan tanto alcohol para hacer la vida tolerable; los crímenes brutales, los asesinatos, los robos a mano armada y las violencias sexuales son muy raros entre ellos; siempre han concedido un gran valor a las realizaciones e intereses intelectuales; su vida familiar es más íntima; atienden mejor a los pobres; la caridad es un deber sagrado para ellos. Tampoco podemos llamarlos inferiores en ningún sentido. En cuanto les hemos permitido cooperar en nuestras tareas culturales han adquirido méritos por sus valiosas contribuciones en todas las esferas de la ciencia, el arte y la tecnología y han pagado abundantemente nuestra tolerancia. Así, pues, cesemos de dispensarles nuestros favores cuando tienen derecho a que se les haga justicia.»

Era natural que tal determinado parcialismo de parte de alguien que no fuera judío haya hecho una profunda impresión en mí. Pero tengo que hacer una extraña confesión. Soy un hombre muy viejo y mi memoria no es ya la que era. No puedo recordar dónde leí el ensayo del que tomé las notas ni quién era su autor. ¿Tal vez uno de los lectores de esta revista podrá venir en mi ayuda?

Acaba de llegar a mis oídos el rumor de que probablemente tenía presente el libro del conde Heinrich Coudenhove-Kalergi Das Wesen des Antisemitismus («La esencia del antisemitismo»), que contiene precisamente lo que el autor que no puedo recordar echaba en falta en las recientes protestas y algunas cosas más. Conozco el libro. Apareció por vez primera en 1901 y fue reimpreso por su hijo (el conde Richard Coudenhove-Kalergi) en 1929 con una admirable introducción. Pero no puede ser. En lo que pienso es en un pronunciamiento más breve y de fecha reciente. ¿O estoy equivocado? ¿No existe tal cosa? ¿Y el trabajo de los dos Coudenhoves no ha tenido influencia alguna en nuestros  contemporáneos?
 
Sigmund Freud

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