viernes, 19 de enero de 2024

El planeta de los simios (1963) *


Me faltó poco para proferir un grito de sorpresa. Sí, a pesar de mi terror, a pesar de lo trágico de mi posición, pues estaba cogido entre los ojeadores y los tiradores, la estupefacción ahogó todos los demás sentimientos cuando vi a aquella criatura al acecho, esperando el paso de la caza. Porque aquel ser era un mono, un gorila de buena talla. (p. 36) 


A propósito del proceso de postulación a las universidades que se está llevando a cabo, quiero recomendar algunas lecturas. Estoy pensando principalmente en aquellos jóvenes que entrarán a la carrera de Psicología. La novela El planeta de los simios (1963) de Pierre Boulle recrea -de forma magistral en mi opinión-, a las grandes realizaciones de la psicología experimental y el debate sobre la teoría de la evolución. 

Lo que hace Boulle es problematizar a través de una ficción, el desarrollo de la especie humana y la intrincada relación entre los homínidos superiores. Tiene el mérito de invertir los roles y hacer ver al Hombre como objeto de estudio en un mundo gobernado por simios. A medida que se avanza en la lectura, se experimenta una extraña sensación de incomodidad porque el autor deja entrever una crítica al proceder científico y a su rígido dogmatismo.

Más que hablar de simios versus hombres y de describir de manera exhaustiva la estructura social de ese planeta, el autor francés establece una crítica epistemológica acerca del proceder científico, basado la mayor parte del tiempo en el sometimiento de los mamíferos inferiores que en este caso son los hombres (con minúscula). Es interesante verse reflejado en el protagonista que busca durante todo el relato justificar su existencia como ser consciente y poseedor de un espíritu. Por lo mismo, también el libro tiene implicancias filosóficas. Sabemos que una de las principales preguntas de la metafísica es acerca de la existencia o no de espíritu en el Hombre. En verdad, ¿Qué nos distingue de los llamados mamíferos inferiores después de leída esta novela? ¿Qué cambia entre hablar del Hombre (con mayúscula) y los hombres (con minúscula)?

Si aplicáramos los presupuestos del profesor Humberto Maturana en el planeta Soror, diríamos que los hombres no poseen un alma o espíritu persé, sino que la dimensión experiencial provee de aquello que los filósofos y teólogos han venido en llamar Alma Humana. Está claro que los hombres y mujeres encerrados en jaulas poseen la misma constitución biológica que el protagonista. Sin embargo, sólo el periodista llamado Ulises Mérou conserva sus capacidades psicológicas superiores en todo su potencial y provocando estupor en los monos. 

Ulises se salva de ser un salvaje más en ese mundo de hombres y mujeres inferiores por el componente de experiencias establecidas con los monos y en especial con la Dra. Zira y su prometido el Dr. Cornelius. Ellos no lo tratan como a un objeto de estudio en el sentido moderno del término, sino que le asignan su rol de ser consciente y dotado de intelecto. Esta relación con la pareja de científicos es lo más humano que puede darse en un mundo planificado y organizado por simios. 

El profesor Antelle, a pesar de ser un sabio en la Tierra, no tuvo la misma suerte. Confinado a una jaula de zoológico y carente del dispositivo de la experiencia humana, pierde sus facultades de hombre superdotado y se mimetiza con los hombres salvajes carentes de lenguaje del relato. Podemos afirmar que la novela resalta el valor de la experiencia en el desarrollo del intelecto y de todas las virtudes que definen lo humano. 

A lo largo de sus páginas, Pierre Boulle recrea los inicios de la psicología como ciencia en los experimentos efectuados con monos y el desarrollo de los estudios comparativos como método. Los principios fisiológicos del aprendizaje se sustentan en experimentos como estos, el uso de herramientas y la discriminación, fueron incluso hasta la actualidad, las bases de la psicología experimental. Así que esta novelita en apariencia inocente y pasatiempo de verano, evoca una serie de interrogantes en el lector y como he dicho, puede ser leída como una historia de la ciencia del comportamiento. 

Desde el punto de vista literario, Pierre Boulle demuestra su oficio para relatar una historia. Cómo a lo largo de no más de doscientas páginas, logra retratar un planeta completo dotado de leyes y contratos sociales que dividen en castas y estratos a la población. El protagonista es una proyección del autor del libro, dotado de una cultura enciclopédica en un mundo diseñado paradójicamente (para nosotros) por monos o simios. Como recursos se utilizan principalmente el suspenso y el desconcierto, lo cual hace un relato vigoroso, sin pausas. Sólo en la segunda parte el autor da una tregua al lector para explicar cómo funciona ese mundo y en la parte final da el golpe definitivo. Pierre Boulle también es autor de otra novela icónica y también llevada brillantemente al cine como es El puente sobre el río Kwai.     


 



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