Portada de la revista Time del 29 de marzo de 1999 donde aparecen Freud y Einstein
En una entrada del 27 de junio de 2013 titulada ¿Por qué la guerra? (1932) se reproduce de forma íntegra la carta que enviara Albert Einstein a Freud. Ellos mantuvieron la comunicación y las siguientes dos cartas son prueba de aquello:
Carta de A. Einstein a S. Freud del 21 de abril de 1936
Distinguido Sr. Freud:
Me siento feliz de que a esta generación le haya tocado en suerte la oportunidad de expresar su respeto y su gratitud a Ud., que es uno de sus más grandes maestros. Seguramente no le fue fácil lograr que la gente profana, escéptica como es, haya llegado a hacerse al respecto un juicio independiente. Hasta hace poco, lo único que me era posible captar era la fuerza especulativa de sus concepciones, a la vez que la constatación, digna de consideración, de la enorme influencia ejercida sobre la Weltansschauung (concepción del mundo) de nuestra presente era, aún sin estar en condiciones de hacerme un juicio independiente acerca del grado de verdad que contenía. Pero hace poco tuve la oportunidad de oír algunas cosas, no muy importantes en sí mismas que a mi juicio descartan toda interpretación que no sea la que Vd. ofrece en su teoría de la represión. me sentí encantado de haber dado con estas cosas, ya que siempre es encantador el ver que una grande y hermosa concepción concuerda con la realidad.
Con mis más cordiales deseos y mi profundo respeto hacia Usted.
Albert Einstein
P. S. Por favor, no conteste Usted a esta carta. El placer que me produce la oportunidad que tengo de escribirle ya es suficiente para mí.
Carta de S. Freud a A. Einstein del 3 de mayo de 1936
Distinguido Sr. Einstein:
Su sugerencia de que no conteste a su amable carta es inútil, pues realmente tengo que
decirle la alegría que me ha dado su cambio de opinión en relación con el psicoanálisis o, al
menos, el comienzo de un cambio en tal dirección. Naturalmente siempre he sabido que Ud. me admiraba sólo “por cortesía” y que hay muy pocas afirmaciones de mi teoría que le convenzan.
A pesar de esto, me he preguntado a menudo qué es lo que hay de admirable en ellas y que
merezca su respeto si no son verdaderas, es decir si no contienen un alto grado de verdad. De paso, ¿no cree Ud. que yo hubiera sido mejor tratado precisamente si mis doctrinas contuvieran un mayor porcentaje de error y de delirio? Mis teorías hubieran sido más aceptables y menos enconadamente combatidas, ¿por qué no despreciar con el silencio y tomarse tantas molestias en combatir algo erróneo y delirante?
Es usted mucho más joven que yo, y puedo esperar que para cuando llegue a mi edad se
cuente entre mis ‘partidarios’. Como yo no estaré en este mundo para comprobarlo, sólo puedo anticipar ahora esa satisfacción. Ya sabe lo que pienso ahora: “Anticipando orgullosamente tan
alto honor, disfruto ahora...” [Cita de Fausto de Goethe, parte II, acto V]
Cordialmente y con invariable admiración y respeto.
Sigmund Freud
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario