sábado, 22 de septiembre de 2012

La Salpêtrière

 
El hospital de La Salpêtrière en París es un lugar mítico para la psiquiatría y el psicoanálisis. Personalidades de la talla de Philippe Pinel, Jean Esquirol, Paul Richer, Jean-Martin Charcot y Pierre Janet han pasado por este hospital público construido en el siglo XVII. Originalmente pensado para albergar a los pobres y vagabundos de la ciudad, estaba dividido en tres secciones: niños, hombres y mujeres. En tiempos antiguos, este hospital era utilizado como albergue, cárcel y centro de atención médica.
 
Durante el siglo XIX se convirtió en el principal bastión de la neurología y la psiquiatría. Lo innovador de sus procedimientos y las líneas de investigación que se desarrollaban, hicieron de este lugar, casi un “santuario” para los especialistas. Freud también se sintió atraído por las cosas que se estaban haciendo en La Salpêtrière y a finales de 1885 viaja para seguir unos cursos dictados por el famoso médico Jean-Martin Charcot.
 
 
EL TEATRO DE CHARCOT
 
Las lecciones de los días martes dictadas por Charcot en el viejo hospital generaban gran interés en la comunidad científica y también en la población general. Charcot hipnotizaba a una paciente en presencia de todos y le inducía -mediante sugestión- algún síntoma para que todos lo vieran; podía ser un tic nervioso, una postura estereotipada o insensibilidad en alguna parte del cuerpo. Todos se asombraban con lo que veían, incluido un joven Freud, quien de vuelta en su Viena natal adoptaría a la hipnosis como herramienta terapéutica.    
 
Charcot era un médico muy respetado en el ambiente de aquel entonces, aunque tenía varios detractores. Sus clases, poco a poco fueron perdiendo seriedad y ya al final, parecían un espectáculo circense. Charcot no utilizaba a la hipnosis como medio de sanación porque suponía que para ser sugestionable, sólo había que estar gravemente enfermo de los nervios. Él suponía que una persona sana mentalmente no podría ser hipnotizada. El estado de trance era considerado como una neurosis con su propia sintomatología y con existencia paralela a la enfermedad nerviosa del paciente. Las clases sólo estaban destinadas a demostrar el poder de la sugestión sobre personas gravemente enfermas y a la producción de novedosos y variados síntomas.      
 
Charcot sostuvo un arduo debate con la Escuela de Nancy acerca de sus descubrimientos. Es lo que se conoce como la “polémica Salpêtrière – Nancy” sobre el estatuto de la hipnosis. Los conceptos de este médico eran adelantados para su época y por lo mismo producían mucho escozor en algunos sectores. Charcot cometió grandes errores pero también facilitó mucho el desarrollo de la psicología y el psicoanálisis. Entre sus aciertos se encuentra por ejemplo, el descubrimiento de que la histeria no afectaría solamente a las mujeres. Otro gran acierto fue suponer que la histeria siempre tenía una etiología relacionada con la sexualidad del enfermo. Charcot siempre decía: la sexualidad, siempre la sexualidad para referirse a las causas de los desequilibrios que sufrían sus pacientes histéricas.       






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