viernes, 6 de junio de 2014

La psiquiatría en 1900


 
De la introducción a la edición española de la Obra Completa de Carl Gustav Jung, reproduzco el siguiente apartado que describe el ambiente de la ciencia por aquellos años. La psiquiatría de 1900 era muy distinta a la actual, casi sin medicamentos y aun luchando por legitimarse como ciencia. Han transcurrido más de cien años y la psiquiatría ha sabido consolidarse como especialidad médica. Este es el apartado:  
“La psiquiatría que Jung encuentra en el inicio de su vida profesional es el resultado de la crisis del alienismo: instituciones superpobladas en las cuales se intenta fundamentalmente diferenciar las formas nosológicas y mostrar –sin conseguirlo- su base neurológica. La marea cultural iniciada en 1885, que da lugar al neo- romanticismo, primera señal de la crisis del positivismo, obliga a dirigir la mirada en otra dirección. En ese momento cobra un interés fundamental, dentro de la psiquiatría dinámica emergente, la noción de histeria y su tratamiento mediante la hipnosis.

La hipnosis y la sugestión, en manos del mundo del espectáculo tras la expansión y desnaturalización del mesmerismo en el ecuador del siglo XIX, volverán a ser utilizadas por los médicos, como demuestra la discusión entre J. M. Charcot (1825-1893), el gran neurólogo de la Salpêtrière, inmerso en el estudio de la histeria desde 1878 y H. Bernheim. De esta discusión paradigmática pero no única, emergerá una visión diferente de síntomas y síndromes como el sonambulismo, el automatismo ambulatorio, el desdoblamiento de la personalidad o la personalidad múltiple. Todo ello dará lugar a la nueva conceptualización de lo inconsciente culminada en S. Freud.
Por su parte, la psiquiatría académica cuya figura señera es entonces E. Kraepelin, intenta sintetizar los varios conocimientos provenientes de la clínica –la historia vital del paciente-, la psicología experimental –institucionalizada a partir de 1878 con la creación en Leipzig de su primer laboratorio bajo la dirección de W. Wundt (1832-1920)- y la neuroanatomía patológica –apoyada en la obra de R. L. Virchow (1821-1902) y S. Ramón y Cajal (1852-1934)-, que a finales del siglo XIX tiene en Th. Meynert su figura señera.

Kraepelin establece una clasificación formal de la alteración mental, privilegiando el diagnóstico y el pronóstico desde el nihilismo terapéutico, dominante en la psiquiatría académica hasta los años veinte. Nihilismo comprensible, pues no otra cosa permitía la terapéutica física del momento, reducida al uso terapéutico del agua, el aire y el sol, la faradización (electroterapia), el reposo, la dietética y la utilización de unos pocos fármacos como el opio y el hachís o una serie de eméticos, irritantes, evacuantes y tónicos.”

 

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